diumenge, 17 de febrer del 2013

Impresión 3d, escultura y arte. Articulo de Marta Callén

Cada vez se habla más de la impresión 3D, una tecnología que desde hace casi dos décadas está rompiendo los limites en la recreación de formas de una manera cómoda y sencilla, pero que hasta hace poco estaba escondida tras las paredes de los departamentos I+D de grandes compañías.

En los últimos meses el tema no cesa de aparecer en los medios, la consultura Fjord la señala como una de las tendencias más destacadas para este 2013 y algunos ya hablan de ello como de una tercera revolución industrial.

Es cierto que se han obtenido grandes avances en la precisión y fiabilidad de estas máquinas, que se ha ampliado la variadad de materiales a usar y que gracias al movimiento Do it yourself-DIY (hagalo usted mismo) y OpenSource (codigo abierto) esta tecnología se ha hecho cada vez más accesible. En el sitio de referencia de las llamados Makers (miembros del movimiento DIY), Makezine, encontramos Kits para montar tu propia impresora a partir de 400$ y su consumible, rollos de filamento de plástico por 40$, nada que ver con los antiguos precios prohibitivos. Pero también es cierto que estas máquinas DIY son un mero gadjet, un divertimento cuya utilidad más allá de entretener es bastante cuestionable.
 

No creo que las impresoras 3D representen una revolución en sí, no podemos pensar que un material impreso pueda sustituir otros surgidos tras años de investigación en ciencias de materiales. Pero si hay algo revolucionario es el Código Abierto, es decir en compartir la información de manera libre y accesible a todo el mundo. Lástima que el antiguo modelo sigue triunfando, una de las empresas abanderadas de la impresión 3D al alcance de todos, Makerbot ha decidido que “bloquear” algunos de sus diseños y softwares para seguir siendo competitivos, a pesar de que su proyecto se desarrolló en base a las contribuciones de la comunidad de RepRap de Código Abierto.
La comunidad RepRap en Barcelona se ha desarrollado la RepRap BCN 3D que podemos comprar el un kit para montar por 890€, así como asistir a talleres para ensamblarlas.
 
 
Como trabajan estas máquinas y porque pueden construir geometrías imposibles de reproducir de otra manera es sencillo. Las impresoras más baratas DIY consisten en un extrusor que puede desplazarse por los ejes XYZ. Un programa interpreta la geometría dibujada mediante un programa de diseño 3D y la divide en capas o niveles. El inyector es como una manga pastelera que va depositando plástico semifundido (ABS o PLA) capa a capa. Las capas superiores se adhieren a las inferiores y poco a poco se va creando el volumen. Algunas formas más complicadas con finas paredes, convexas o con voladizos, requieren la inyección de un material de soporte, sobre el que inyectar el plástico. El material de soporte lo aplica el mismo inyector y es de un material soluble que se retira en un baño con su disolvente. La precisión que consiguen las máquinas de estas características es de 0,1-0,4 mm.
 
La accesibilidad de este tipo de aparatos DIY ha democratizado el uso de las impresoras 3D, aunque la calidad de las piezas así fabricadas es limitada. Pero esta tecnología se está desarrollando muy rapidamente, con un precio de alrededor de 3000$, encontramos las impresoras DLP(procesado digital por luz), capa a capa un haz de luz va endureciendo un photopolimero alcanzando una resolución muy superior a las anteriores, de hasta 10 micras.
 
 
Pero también podemos imprimir nuestras creaciones sin tener una impresora, hay numerosas compañías como I.materialise, Sculpteo, Shapeways, Ponoko, que ofrecen sus servicios de impresión en variedad de materiales, con distintas prestaciones, calidad y precio.

En la pagina web de I.materialice en el apartado de 3d print lab podemos obtener un presupuesto instantáneo. Estos serían los precios de una pequeña calavera de aproximadamente 5 x 7 x 5 cm. o 1,4 x 2 x 1,4 cm. según el material.
 
 
En estos sitios web podemos comprar los diseños de otros artistas y diseñadores o también podemos vender nuestras creaciones. También ofrecen servicio para que el escultor digital, o diseñador tenga su propia tienda en su página web. Para el que todavía no disponga de un programa de dibujo en 3D se ofrece la posibilidad de usar diversos programas de manera gratuita como Autodesk 123D, Sculptris, Blender, 3DMax, SolidWorks o SketchUp.

Parece que la forma de negocio ha cambiado , softwares de entre 3000 y 8000 € que difícilmente puedan ser adquiridos por el usuario particular ofrecen versiones gratuitas en estas páginas web además de tutoriales para aprender a usarlos.

Pero la impresión 3D no es la única tecnología que se esta desarrollando y haciendo accesible gracias al movimiento DIY. Paralelamente se están desarrollando máquinas CNC, es decir maquinas controladas por ordenador para modelar mediante la extracción de material o mecanizado, estas tienen el inconveniente del desperdicio de material pero la ventaja de poder usar casi cualquier material, solo depende de tener la potencia necesaria y de usar las herramientas adecuadas.
 También se esta avanzando mucho en la digitalización de objetos reales, ya sea con aparatos DIY de escaneo laser, sensores de profundidad como Kinect o interpretación de fotografíascon PhotoModeler o Autodesk’s 123D Catch. La información es transformada en una maya 3D, generalmente esta maya tiene errores y agujeros pero también están apareciendo programas gratuitos para corregir esos errores de una manera sencilla y asi poder generar un archivo 3d imprimible fácilmente.
 
La pruebas que he podido hacer con el escaner laser de David Vision Systems o con fotos y 123D Catch no han dado muy buenos resultados hasta el momento, pero espero dedicarle un poco más de tiempo y mostrar los resultados en una nueva entrada.

Todo esta tecnología esta afectando enormemente al oficio de escultor. Aquel que trabaje como tal realizando encargos tendrá que familiariazarse con estos avances que tienen muchas ventajas, son mas limpios, mas perfectos, deparan menos sorpresas pues podemos visualizarlos previamente, aunque es cierto que nunca se podrá sustituir el dialogo del artista con el material, la magia de la imperfección y hay cierta desmotivación en hacer las cosas cuando ya todo es posible.
 Los trabajos que hemos podido ver hasta el momento consisten en reproducir formas orgánicas creadas por ordenador imposibles de construir de otro modo como los tarbajos de Daniel Widrig o Kevin Mack.

Formas inspiradas en la naturaleza fruto de la investigación de Neri Oxman en el MIT hechas con maquinas capaces de imprimir en varios materiales a la vez.



Proezas ópticas de Jonty Hurwitz y Evan Penny o ejercicios figurativos de diversos estilos.



Pero el arte poco tiene que ver con la aplicación de una tecnogía tiene más que ver con tener buenas ideas, plantear preguntas, transformar situaciones. Proyectos basados en la impresion 3D, aparecen en los medios continuamente como meras propuestas conceptuales, sin estar comercializados o desarrollados por completo. Podemos encontrar desde máquinas que imprimen casas, impresión 3d para construir en la luna, impresoras que imprimen con plástico que ellas mismas reciclan o otras que lo hacen con arena del desierto, como el proyecto Solarsinter de Markus Kayser.



Muchos de estos proyectos se exponen dentro del marco del arte y no de la tecnología, desdibujandose una vez más los limites entre arte y ciencia. En ese entrecruzamiento de disciplinas se encuentra también el proyecto de Jorge Lopes Dos Santos que ha desarrollado un metodo para obtener modelos físicos de fetos utilizando datos obtenidos por ultrasonidos.

O en un ámbito muy diferente las creaciones de la diseñadora de moda Iris Van Herpen.


Por suerte todo es posible en el arte y qué sucederá esta por ver, lo que si parece una tendencia es la interdisciplinariedad de las artes y el cambio que ha supuesto internet a la hora de compartir la información.